La evolución del coleccionismo moderno de autos en miniatura en el Perú ha sido marcada escencialmente por dos eventos: la masificación de internet (primera década del 2000) y la aparición de "Deportivos de Leyenda", la primera colección lanzada a nivel nacional por El Comercio (2005). Antes de estos dos eventos, podría decirse que el hobby estaba destinado sólo a personas con conocimiento del tema o con altos ingresos, pues quien tenía la suerte de saber, hacía entonces muy buenos negocios, mientras que quien tenía altos ingresos, podía comprar las miniaturas disponibles sin que el precio le preocupara demasiado.
Internet, con todo ese mar de información, democratizó el conocimiento e hizo que aumentara la cantidad de interesados en coleccionar. Como efecto adverso, en cambio, hizo que los precios de las piezas disponibles en el mercado nacional se dispararan descontroladamente.
Aunque internet aportó notablemente a la extesión del hobby, el verdadero pistoletazo lo dió "Clásicos de Leyenda", pues por primera vez, en lugar de que uno buscara a los carritos, los carritos le interceptaban a uno a cada esquina, en los kioskos, haciendo que personas que jamás habrían pensado iniciar una colección, la iniciaran. Además, fue la primera oferta masiva que tuvo como target principal a un público adulto (aunque las miniaturas ofrecidas fueran juguetes).
Un surtido kiosko capitalino en la actualidad |
Un Porsche Boxter S Welly de la colección "Superautos" de El Comercio (2010) |
De izquierda a derecha: Bentley Speed Six, Citroën Mehari y Panhard Dyna, todas piezas distribuidas en los últimos años por Riguse. |
Peugeot 308, Rastar-1/43 |
Chevrolet Suburban Carryall, Kinsmart-1/36 aprox |
Visto lo visto, puede decirse que, si bien la oferta resulta más o menos variada, la distribución aún no llega a ser heterogénea y constante. El movimiento del coleccionismo de autos en miniatura está evolucionando, pero los distribuidores no han aprendido aún a seguir adecuadamente el ritmo de una afición que ellos mismos sembraron. Como consecuencia, vemos un panorama en el que los coleccionistas están poniéndose cada vez más exigentes (como es natural), y en el que las distribuidoras con más difusión y capacidad de marketing aún no comprenden que deben renovarse, pues insisten en proponer una y otra vez las mismas minituras en diferentes colecciones, algo que, a la larga, resulta bastante cansino.
Diorama
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